Entrevista con Rafa Russo para El Cultural- El MUNDO 09/06/2006
Por Carlos Reviriego
¿Cuál fue el origen de la película?
Siempre me ha admirado la gente que vive del cuento, de la mentira. ¿Cómo demonios lo hacen? Y me sigue impresionando todos los días –porque lo veo a mi alrededor- el poder que tiene el amor para transformarnos y cambiarnos. Juntando ambas reflexiones, y situando a los personajes en los cuarenta y tantos, pensé que sería original –por poco visto- e interesante plantear una historia de amor con unos protagonistas que vivan de o con la mentira y que se enamoran a pesar de ellos mismos. Y en cuanto encontré a Rubén y a Adriana –mis protagonistas-, la historia de “Amor en defensa propia” creció con cierta facilidad y naturalidad.
Desde que empezó a trabajar en el filme hasta que finalmente empezó el rodaje, ¿cuánto tiempo transcurrió? ¿cómo ha sido el proceso de encontrar financiación y respaldo?
Este proyecto nació como resultado de un concurso organizado por Universal Studios para óperas primas. El premio era un millón de euros para la realización de la peli. Gané el concurso (con un tratamiento de la historia) y luego pasaron un par de años largos hasta que por fin pude rodar. El hecho de tener ese kilo sobre la mesa facilitó mucho las cosas. Pero, para darle más emoción a la cosa, cuando ya parecía que todo estaba hecho, hubo que saltar algunos obstáculos que pusieron a prueba mi fe y mi resistencia.
¿Cómo definiría / explicaría su película?
Es una historia de amor entre un hombre y una mujer de cuarenta y tantos que se han pasado toda la vida huyendo, mintiendo a los demás y a sí mismos, y que encuentran el uno en el otro la oportunidad de remontar en sus vidas, la tabla que les salve del naufragio, la inspiración y fortaleza para afrontar sus mentiras y sus errores. Es una historia sobre el poder que tiene el amor para transformarnos, para sacar lo mejor de nosotros mismos, y sobre el peso que tiene la mentira en nuestras vidas, cómo más pronto o más tarde tenemos que afrontarlas.
¿Ha gozado de plena libertad creativa desde el inicio del proceso?
No me puedo quejar. He tenido bastante libertad para llevar a la pantalla la película que tenía en la cabeza, aunque, como es natural, he tenido que librar algunos pulsos creativos que, afortunadamente, siempre se han resuelto por la vía del argumento, nunca por la imposición ni el capricho.
¿Diría que ha realizado una película de autor o de productor? ¿Por qué?
Estoy seguro que el productor de esta película nunca diría que es una película de productor. Si es una película de autor o no, no lo sé. La verdad es que no es un término que me guste especialmente. Desde luego, no he querido perderme dentro de mi propio ombligo y he tenido en cuenta siempre que la película es para el espectador, no para mí, pero sí supongo que esta peli tiene un sello, una manera de contar las cosas y una mirada que a la gente que haya visto mis cortos le pueda parecer coherente con la de éstos.
¿Cómo encuentra el panorama cinematográfico para los debutantes? ¿Cree que corren buenos tiempos para el cine más joven?
Las cosas no están nada fáciles. Yo puedo decir honestamente que si no fuera por el concurso organizado por Universal, nunca habría hecho esta peli, a pesar de haber ganado un Goya y muchos premios como cortometrajista. Y hay muchos, muchos cortometrajistas con mucho talento que están esperando una oportunidad para hacer sus largos y que no la tienen. Y es una pena. Porque nos los estamos perdiendo.
¿Qué consideró más importante en una película que supone su “carta de presentación” en la industria y en el medio cinematográfico?
Ser honesto con uno mismo. Decir “aquí estoy y éste es el tipo de cine que hago, ésta mi forma de contar una historia”. Y ser valiente y consecuente con el cine que uno propone. Tirarse a la piscina del todo.
¿Qué parte del proceso (preproducción, guión, rodaje, postproducción...) ha disfrutado más y por qué?
Bueno, yo vengo del guión, de ser guionista, y para mí el gestar y crear una historia de la nada y luego desarrollarla en personajes de carne y hueso y en una trama cinematográfica sigue siendo la parte más placentera y mágica del proceso. Lo cual no quita que el rodaje y el montaje sean fascinantes y mágicos a ratos. También he disfrutado mucho componiendo la banda sonora de la película, pero también porque tengo un pasado como cantante y compositor.
¿Ha podido contar con el reparto y el equipo técnico que deseaba?
Sí, sin duda. Y si ha habido otras primeras opciones que han caído (como es natural que ocurra), ahora tengo la sensación de todas las piezas han ido cayendo en su sitio como si formaran parte de un puzzle establecido de antemano.
¿Con qué presupuesto ha contado y cuánto tiempo de rodaje?
1,7 millones de euros y 7 semanas de rodaje.
¿Ha podido finalmente realizar la película que se había imaginado al principio o han sido inevitables ciertas concesiones?
Sí, he podido realizar la película que me había imaginado al principio. Me hubiera gustado tener más presupuesto, lo que a fin de cuentas se traduce en más tiempo de rodaje y menos estrés, pero me doy un canto en los dientes con lo que he tenido. Y no habido ninguna concesión por imperativos comerciales.
¿Qué se ha propuesto transmitir al espectador con su primera película?
He intentado humildemente llegar al corazón de la gente, emocionarle y también sorprenderle. Contarle una historia de sentimientos que puedan reconocer también como suyos, llegando hasta el fondo de la historia aunque sea duro, desnudándola de artificios, trampas y golpes de efecto. Y ofrecer una esperanza a mis personajes y al espectador, contándoles que hasta las personas más perdidas y desahuciadas pueden remontar en sus vidas.
¿Qué tipo de referencias (no sólo cinematográficas) ha tenido en mente en este su debut?
No soy una persona muy mitómana ni con unas referencias cinematográficas muy claras. Se me ha pasado ya un poco esa edad en la que tratamos de parecernos a la gente que admiramos. Tengo gustos muy heterogéneos y mucha gente muy diversa que me inspira y de la que trato de aprender. Supongo que cuando trataba de “vender” el proyecto de mi peli antes de hacerla mencionaba “Días de vino y rosas” (sin tanto acento en el alcohol) como un ejemplo. A algunos amigos que les ha gustado mucho la peli han mencionado “El hijo de la novia” o “Los puentes de Madison” como paralelismos inspiradores. Pero claro, son amigos…
¿Para quién ha realizado la película? ¿Piensa en algún tipo de espectador en concreto?
La he hecho para todo el mundo. Ni cuando escribo ni cuando ruedo hago un retrato robot de ningún espectador, pero intento no dejar de pensar en el espectador en todo momento. Me pregunto si lo que estoy haciendo lo entenderá, le llegará, le interesará, le emocionará (y para eso uno hace uso de sus amigos, de gente en cuyo criterio uno confía). Supongo que a todos nos gusta identificar a nuestro espectador como inteligente y sensible, pensar que hacemos la película que queremos y que allá el espectador si no le gusta, pero en el fondo hacemos la mejor película que buenamente podemos (y a cuanta más gente le guste, mejor). Dicho esto, está claro que si te gusta mucho la acción y los tiros, Amor En Defensa Propia no es tu peli. Es una película de personajes y de sentimientos más que de trama (aunque tenga sorpresas de trama reservadas para el espectador). Así que si tienes tendencia a emocionarte y echar una lagrimita con facilidad, me lo pones más fácil. Y si no te asusta el lado oscuro de los sentimientos ni los perdedores, también.
¿Valora la respuesta de la crítica? ¿Se fía de ella?
Bueno, cuando uno lleva leyendo la crítica cinematográfica durante muchos años, acabas teniendo inevitablemente tus referencias, tus críticos cuyos gustos suelen coincidir más con los tuyos que otros. Y claro que valoras su opinión. Pero uno tiene que aprender a distanciarse un poco de ella, a no dejarse influenciar mucho por ella ni en lo bueno ni en lo malo (¡claro que es más fácil decirlo que hacerlo!).
Del aprendizaje de esta primera película, ¿qué lección considera más importante para sus siguientes proyectos?
Puff, he aprendido tanto de tanta gente que no sería capaz de hacer un hit parade. Pero me he dado cuenta de que parte del talento del director es saber escuchar al equipo que te rodea, absorber sus ideas y, nunca perdiendo de vista el norte de tu película, aprender a incorporar las que te sirven y descartar las que no. Aprender a decir “gracias” y a decir “no, gracias”. Y no darle tanta importancia a lo que hacemos. Es tan sólo una película, aunque a veces parezca que nos va la vida en ello. Nuestra profesión no es más importante ni respetable que cualquier otra. Quizá menos. Porque en el fondo, nosotros, los que hacemos cine, tan sólo vivimos de contar historias, también vivimos del “cuento”.
Finalmente, ¿qué es el cine para usted?
El cine es algo así como un espejo maravilloso y fascinante donde nos gusta vernos a nosotros mismos, sólo que un poquito más valientes de lo que somos, un poquito más románticos, un poquito más cabrones; en suma, un poquito más vivos.
Entrevista con Rafa Russo para la revista CLUB OXÍGENO 08/06/2006
Por Xabier Díaz
Ganó un Goya en el 2003 por su cortometraje Nada que perder . Ahora, Rafa Russo estrena su ópera prima Amor en defensa propia , gracias al premio de una productora.
La historia de Amor en defensa propia muestra a de dos almas gemelas que una vez hundidas en el pozo buscan trepar por él partiendo del amor pero acaban sucumbiendo otra vez en el ocaso. ¿Por qué quisiste desarrollar esta historia de amor?
Me interesaba mucho situar una historia de amor en los cuarenta y tantos, porque me parecía que había pocas películas de amor en esa franja de edad. Es una edad muy interesante porque estás en el intermedio de la vida y te das cuenta que lo que hay es lo que hay, que tienes que jugar con las cartas que hay sobre la mesa, que ya no te puedes sacar más conejos de la chistera. Por otro lado, siempre me ha admirado la gente que vive del cuento, de la mentira, y que a pesar de todo salen adelante (como mis protagonistas). Y también el poder que tiene el amor para transformarnos, para sacar lo mejor de nosotros, para hacernos crecer como personas y aprender a poner a otras personas por delante de nosotros mismos.
¿Qué fue lo que te hizo optar por Gustavo Garzón para el papel principal masculino, siendo un actor prácticamente desconocido para la mayoría del público español?
Hice un casting en Buenos Aires y él destacó claramente por encima del resto. Enseguida me di cuenta que Gustavo Garzón era mi Rubén, por la naturalidad con la que abordaba los dos lados del personaje: el lado embaucador y granuja, y el lado emocional de un hombre que se rompe. Él es muy conocido en Argentina y estaba clamando por un papel tan jugoso como éste. Y está fantástico en la peli.
¿Con dos papeles tan complejos, densos y profundos como los dos protagonistas te hizo ser muy exigente y selectivo en el cásting?
Sí, claro. Ésta es una película de sentimientos que descansa casi totalmente en la actuación de los actores, y por tanto, era fundamental hacer la elección correcta. Y además, ensayamos mucho, trabajamos mucho con los actores todos los matices y los recovecos de unos personajes que poco a poco van dejando entrever lo mucho que esconden dentro.
La cándida mirada de Ana Fernández es prácticamente el 50% de su interpretación. ¿Cómo ha sido dirigir a una actriz de este calibre?
Bueno, ha sido un lujo para un director primerizo como yo tener a gente del calibre de Ana, Gustavo o secundarios como Andrés Gertrudix, Manuel Morón, Pere Arquillué, o Ginés García Millán. Ana es capaz de todo, tiene todos los registros y más. Pero lo que transmite su mirada lo transmiten muy pocas actrices.
El personaje del pícaro truhán que vive a costa de timar a los demás es una figura seductora que forma parte desde hace siglos de la cultura española, ¿Por qué crees nos atrae tanto ese perfil?
Supongo que porque requiere una habilidad, una destreza, que en el fondo es digna de admiración, por muy reprobable que sea. Siempre nos caen simpáticos los truhanes mientras no nos timen a nosotros. Son unos supervivientes, gente que vive con sus propias reglas, que viven el día a día, que ponen el contador a cero cada mañana, y hay algo romántico que nos atrae en tener siempre las maletas vacías, en tomarse la vida como un juego, en nunca saber dónde vas a estar el día de mañana, quizás porque nuestras vidas –la de los espectadores- son demasiado previsibles.
La escena en la que ella se encuentra sola en el teatro y descubre que su hijo le ha pagado con la misma moneda evoca una, ¿crees que el destino se cobra su precio y nos devuelve a nuestro lugar?, ¿ nos merecemos siempre una segunda oportunidad?
Yo creo que cosechamos lo que sembramos, que no podemos escapar de las consecuencias de nuestros actos, que no podemos hacer borrón y cuenta nueva como si nada de lo que hemos hecho en el pasado contara. Esta película habla del peso de la mentira en nuestras vidas, cómo más pronto o más tarde tenemos que afrontarlas. No quiero avanzar mucho de la historia porque quiero preservar las sorpresas para el espectador, pero haber pensado que las fechorías pasadas de la protagonista hubieran quedado impunes habría sido demasiado hollywoodense . Sí pienso que nos merecemos una segunda oportunidad si realmente queremos enmendarnos, y en ese sentido creo que la peli al final ofrece una esperanza a los protagonistas de un futuro más halagüeño.
Antes de esta puesta de largo con tu ópera prima, triunfaste dentro del circuito del cortometraje, ¿es muy difícil conseguir dar el salto? ¿Los productores sólo confían en un director cuando ha logrado un premio de prestigio?
No es nada fácil dar el salto al largo. Yo, a pesar de haber ganado muchos premios como cortometrajista, sólo conseguí hacer este largo gracias a un concurso que organizó los estudios Universal para óperas primas y que gané. El premio era un millón de euros para hacer la peli. Sin este premio, lo habría tenido muy difícil, como lo están teniendo muchos amigos cortometrajistas con mucho talento y que sin duda merecen una oportunidad. La verdad es que hay pocos productores que se arriesguen con debutantes, hayan ganado o no premios con cortometrajes.
Además del guión y la dirección también firmas la banda sonora, ¿ con cuál de las tres disciplinas te sientes más cómodo?
Yo he sido guionista antes de saltar a la dirección, y sigo sintiéndome más cómodo en la soledad de mi estudio escribiendo. Pero el rodaje y el montaje también son procesos fascinantes y con sus momentos de magia. En cuanto a la banda sonora, nunca pensé que la haría, porque yo siempre he sido cantautor más que compositor de bandas sonoras. Pero cuando se me cayeron las opciones que tenía de compositores, los productores me animaron a que la hiciera yo, y entonces me lancé y, por la facilidad con que salieron los temas, me di cuenta de que la música de esta película había crecido dentro de mí a lo largo de todo el periodo de escritura, rodaje y montaje. Y ha sido una de las partes del proceso creativo que más he disfrutado.
¿Cuál es tu próximo proyecto creativo?
Estoy escribiendo dos largos en estos momentos: uno para dirigirlo yo, que se llama De la noche a la mañana , una historia sobre los estragos psicológicos de la violencia con protagonistas más jóvenes, y otro, un drama ambientado en Praga, que lo dirigirá Fran Torres, un joven director argentino que ya dirigió con mucho éxito un corto que yo escribí.
AMOR EN DEFENSA PROPIA
El contador a cero
Cuando se pone el sol de la vida y parece que todo es un cúmulo de ocasos, el amor llega para salvarnos del hundimiento. Esa es la clave de Amor en defensa propia un canto lúgubre y melancólico a la búsqueda de la redención, narrado con un tempo sublime y salvaguardado por un guión impecable.
Rubén (Gustavo Garzón) y Adriana -inconmensurable Ana Fernández- se acaban de conocer, ella es una insegura pintora bohemia que ha fracasado en lo familiar, y él es un ex futbolista que se gana la vida enfundado en el disfraz de un timador que estafa apelando al corazón de los redimidos: ex cocainómanos o ex maridos infieles, por ejemplo. Su felicidad empieza cada mañana cuando pone el contador a cero.
Ella oculta un pasado de crápula trayectoria y él le miente acerca de su “oficio”, porque le asegura que es periodista -la antítesis del mentiroso y el estafador, por supuesto-. Cada uno se recuesta en el otro.
ESPAÑA, 2005
Dirección: Rafa Russo
Reparto: Ana Fernández, Gustavo Garzón, Andrés Gerturdix, Manuel Morón
Distribuidora: UIP
Estreno: 9 DE JUNIO
texto Xavier Díaz
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